martes, 12 de mayo de 2020

"Análisis" "filosófico" Nana Cruel de Robe



Por: Juan Pablo Acosta.

El asombro filosófico que de aquí nace está individualmente condicionado por un desarrollo superior de la inteligencia, pero no solo por eso; sino que, sin duda, es el conocimiento de la muerte, y con él la consideración del sufrimiento y la necesidad de la vida, lo que proporciona el más fuerte impulso a la reflexión filosófica y a la interpretación metafísica del mundo. (Schopenhauer, 2005, p.199) 

La canción, en esta versión, comienza con la frase  atribuida a Diógenes de Sinope “¿De qué sirve un filósofo que no hiere los sentimientos de nadie?” 

Esta comienza musicalmente como una canción de cuna, mantiene la estructura musical y un ritmo suave, lo que pueda llegar a suscitar de alguna manera los zureos de la infancia.
“Duérmete, que ya estás a salvo de todo, el Sol se ha ido entusiasmado, le ha salido bien este atardecer” 

Pero desde la segunda estrofa, se denotan varios cambios tanto musicales como en la letra, se evidencia así la verdadera intención del autor:
“Duérmete, que te voy a cantar una nana tan cruel como la realidad: Érase una vez una humanidad” 

Desde este momento la canción toma otro matiz, uno crudo, sucio, que presenta la visión de la “nana” (el autor) de la humanidad.
“Yo, que hice cada segundo otro mundo mejor, yo que, yo que querría poder contarte que ahí afuera está la vida y solo hay gente que quisiera comprenderte y abrazarte y alegrarte, y ayudarte siempre, yo, que estudié al ser humano, te digo que no, que ya nada espero. Yo que creía firmemente en el amor, hoy ya sé que no, que ya no importa y que a la vida hay que buscarle otra razón”

La fuerza de la canción reside en el golpe de crueldad, no en el cumulo de novedosas ideas. La canción desemboca en un grito desesperado, que termina por convulsionar a su vez el ritmo musical que se presenta más violento, la fuerza termina por yuxtaponer momentáneamente la canción de cuna.
"Duerme, que ahí afuera, solo hay monstruos, solo hay gente que te compra y que te vende, que te odia y que te miente, que roba, que te mata, que te viola y que no siente nada"

La canción termina con una aparente tranquilidad de nuevo, a pesar de la crueldad, de lo desgarrador que puede llegar a ser el vivir: la vida sigue.
"Duérmete, que ya se ha ido el Sol. Que tenía que hacer, dijo, y se marchó, y prometió volver al amanecer."

La canción siempre me aboca a pensar en ¿cómo decirle al otro que todo estará bien?

1 comentario:

  1. Tremenda reflexión. No había escuchado este tema y la verdad es que si es de escucharlo una y otra vez para degustarlo, posee muchos mensajes que van enlazados de la mano con un punto central que es señalar a una "nana" al "grupo cuidador". Me deja pensando mucho sobre lo que en colectivo llegamos a considerar como "bondadoso" o "reconfortante". Gracias por compartirla.

    ResponderEliminar