Daniel Eduardo Perilla Méndez
La gente que ayer amaba la tierra, hoy ve con dolor, que
muere su esencia…
Es sugerente que desde la invasión por parte de los europeos
a los territorios que hoy conocemos como “América” sean estos desde un inicio asociados
con la imagen de una bella mujer nativa, desnuda, poseedora de muchas riquezas,
pero a la vez peligrosa. De tal manera que desde el mismo nombre que se utilizó
para denominar los territorios del continente sea reconocido como algo deseable
pero peligroso que debe ser conquistado a toda costa, propinando en el
imaginario del europeo cierta autorización a dominar a América, ya fuera por
los medios “pacíficos” como la evangelización o por medios violentos a través de
masacres y violaciones a las mujeres nativas y en general a sus comunidades.
En parte es por esto que la banda Argentina Malón, (la cual toma su
nombre de una estrategia de guerra utilizada por algunas tribus indígenas latinoamericanas
como los Mapuches, los Charrúas y los Pilagás en contra de asentamientos
criollos y españoles), en la mayoría de sus obras ha intentado plasmar una
crítica a las sociedades que se reclaman como dominantes, las cuales bajo el amparo de un discurso solapado de
progreso con apoyo de la ciencia y la tecnología han creado máquinas de guerra
y de explotación de recursos naturales al servicio de grandes monopolios
políticos, desangrado a las naciones más vulnerables y a sus gentes. Por tanto
que en Grito de Pilagá extraído del álbum “Justicia o resistencia” encontramos
parte de esa crítica y a lo que se ha denominado erróneamente descubrimiento
de América. Y si bien Grito de Pilagá es una denuncia sobre el abuso por parte de esas naciones dominantes y sobre la masacre al pueblo de Pilagá realizada por ejército Argentino a inicios del siglo pasado, también es una invitación que se hace desde la voz de O´Connor por
rescatar los valores ancestrales y culturales de nuestras comunidades indígenas
y por el cuidado y respeto del medio ambiente.
Cambio de rumbo exigimos
queremos ser los que fuimos.
Libres de amar nuestra historia
por lo que fue nuestro pueblo.
Verdes eran nuestros bosques
claros y limpios los ríos
por la mano de los sabios
convertidos en desierto.
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