La canción se llama La sucursal
del cielo, del grupo de rap caleño Engendros del Pantano. Escogí esta canción
partiendo de la necesidad de ver lo filosófico que hay en la enunciación de los
sujetos desde su lugar propio de enunciación, la filosofía como un estudio
riguroso de la realidad pero también el reconocimiento de prácticas filosóficas
que cuestionan al mismo sujeto por sí mismo y por su contexto.
Considero que esta canción lleva
a cabo el ejercicio de enunciar y denunciar condiciones materiales difíciles, problemáticas
sociales producidas por la desigualdad económica. Problemas que se viven en
todo el país y en especial en los barrios populares. Acá es necesario tener en
cuenta que la filosofía es hecha por personas por lo que la obra es
necesariamente influenciada por el autor, no es casualidad que los artistas que
componen y cantan esta canción hayan nacido y crecido en uno de los barrios más
marginados de la ciudad. Se evidencia la intención de los artistas de comunicar
desde su experiencia y reflexión.
Pero no se quedan sólo en la
denuncia sino que proponen una apropiación de su identidad, buscando también
eliminar la percepción negativa sobre los barrios populares mostrando la importancia
de estos en la cultura de los habitantes de la ciudad: no solamente nace gente mala en Aguablanca, dice el artista, a la
vez que en el video se muestran habitantes del sector ejerciendo actividades y
trabajos cotidianos. Al mismo tiempo que la letra enuncia problemáticas sociales
resalta costumbres y símbolos culturales de la capital del Valle: las calles son peligrosas, pero también
son hermosas; así como la referencia a la estatua de Belalcázar, entre
otros buscan apropiarse con gusto de esos símbolos y espacios que constituyen
parte de la identidad de quienes nacen y habitan allí.
Durante toda la obra los artistas
realizan musicalmente un ejercicio interesante, en el que se mezcla el ritmo
del beat de rap con trompetas y ritmos propios del género de la salsa, el cual
es el más característico de la región. Ello también es una apropiación de su
identidad, en primer lugar con el ritmo característico en el que podría
identificarse la población en general de la ciudad de la que se habla, la
salsa. En segundo lugar la mezcla con el beat de rap da la sensación de
cercanía entre ambos géneros. Es claro que ni la cultura Hip Hop ni el rap
nacen en Colombia, pero sí existe un desarrollo de esta cultura en
Latinoamérica y nuestro país que por su misma naturaleza contestataria se da
principalmente en los sectores con menos recursos y mayor marginación. Cuando
dicen: nuestro barrio obrero, fueron los
primeros lugares de salseros los artistas explicitan esa cercanía que
tienen ambos géneros en lo que se refiere al origen de los mismos en la ciudad,
pues con sus diferencias ambos géneros musicales constituyen identidad o
identidades en la ciudad.
Por:Jhonatan Rodríguez Sabogal.
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