jueves, 1 de octubre de 2020

Análisis filosófico Me gusta ser una Zorra de Vulpes


 Por: Sebastian Barbosa Montenegro

Me gusta ser una zorra es el primer y único sencillo editado por el cuarteto femenino las Vulpess en 1983. Lejos de ser un conocedor de la movida Punk española encontré por casualidad esta canción en una de las películas de Almodóvar, me parece que es la película Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón en donde retrata la movida madrileña de finales de los 70 e inicios de los 80: la liberación sexual a chorros tras largos años de represión.

 Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón es en un principio una parodia cómica de las elecciones generales de diputados en España en el 77 pero se presenta primero como el relato de una Madrid oculta que se libera a presión, en una escena crítica y política desde el melodrama, desde la teatralidad. De modo que hay una escena bajo este ambiente festivo que tiene un trasfondo político más bien importante que me gustaría citar y que retomaremos más adelante: Erecciones, consiste en que el que tenga la polla más grande, más esbelta y más descomunal y más perfecta será nombrado rey del resto de la noche y podrá hacer lo que quiera, como quiera y con quien quiera ¿Estáis de acuerdo todos? Y uno podría pensar que hace una critica al modo falocentrico, y a la supremacía masculina.

Ahora bien, ¿a qué viene esto? Pues es en este contexto que surge la canción que en principio es una adaptación libre de «I wanna be your dog» («Quiero ser tu perro») de The Stooges de principios de los años 70. Es ciertamente una canción cimentada en provocaciones, pero para entender su sentido filosófico es importante primero situarnos: saber a qué responde, de qué se desliga y demás.  

Si la tradición ética antigua está orientada hacia el fin último que es la felicidad, si los objetivos éticos y morales en la antigüedad están prefigurados por la polis, si aceptamos que la búsqueda del bien y el cuidado de si han trascendido en el tiempo hasta nuestra época, es decir que en suma la vida se entiende como un proyecto político, pero en lo político hay unas puertas cerradas puesto que como sabemos por el contexto de la canción se deja atrás una larga dictadura que ha ejercido su control sobre los cuerpos femeninos y feminizados.

 Uno si podría enmarcar su mensaje dentro de la discusión ética y moral moderna en donde el objetivo ético es por y en la libertad, el fin último después de la dictadura no es la felicidad sino más bien un deber racional: deshacerse de las cadenas.

Y no solamente en un sentido ético, sino más bien pensemos que en la dictadura el poder es ejercido en unos modos de saber que condicionan la acción, accede a todas las esferas de los cuerpos y los hace moldeables, cerrados, o más bien libres ya nos ha dicho Foucault que el poder no solo es coercitivo. Pues bien, la máxima de: me gusta ser una zorra. Seria impensable en otra época, donde la sociedad patriarcal ha establecido unos modos de ser de la mujer, donde a los cuerpos femeninos se nos ha hipersexualizado por un lado y supuestamente entendido, patologizado, y escindido en culpa.  

Pues bien, dicho sea de paso, que la dictadura (y en general los discursos de poder) moldean el deseo, y las identidades entonces se piensa que hay algo propiamente femenino y se piensa que las mujeres deberían vivir, sentir, y hacer en virtud de una norma que nos determina y controla. Y si la norma nos dice lo que es el deseo y el amor, la canción responde:

Si tú me vienes hablando de amor,

Que dura es la vida, cual caballo me guía.

Permíteme que te mi opinión,

Mira, imbécil, que te den por culo.

Me gusta ser una zorra,

Me gusta ser una zorra,

Me gusta ser una zorra,

Me gusta ser una zorra

Esta canción ciertamente también responde a la cita del principio, me parece sumamente importante la liberación sexual de los años posdictadura y en general encuentro su sentido filosófico en tanto se subvierte el eros. Si tal y como no ha dicho Butler el poder vinculante de los discursos, por ejemplo, los misóginos producen acciones, es decir que la condición discursiva social condiciona la formación del sujeto, por ello que enunciarse desde la otra acera está produciendo otras verdades y otros modos de ser. Es decir que por su fuerza y su provocación que desencadena una resistencia al yo codificado durante la dictadura que ha incorporado en los sujetos todo un dispositivo de normas; que a mi parecer la canción pretende subvertir.

Pues bien, la canción provoca a que pensemos cuál es la idea que tenemos sobre el amor en general, sobre el amor romántico, en donde vemos que o se sublima la mujer o se entiende el eros solo como una pulsión de vida o incluso como la conservación de la familia, donde se dice que la mujer o es puta o es santa. La canción se resiste a la narrativa homogeneizada de los cuerpos en donde se nos dice como amar, a quien, como y con qué partes del cuerpo, esto a nivel político, y cultural lo cual en realidad nos hace olvidar el eros donde el sexo es un secreto y hace parte de una esfera privadísima y se reduce a lo coital, pues bueno Me gusta ser una zorra se está enunciando desde otro lugar: está pensando el deseo más allá de las cargas culturales y prefiguradas de lo coital y aunque bien se enmarca dentro de la liberación sexual de una época sigue llegando hasta nosotros para recordarnos que el amor, los cuerpos, el deseo  no es cosa baladí, que o es pensado o es impuesto.


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