miércoles, 7 de octubre de 2020

Análisis filosófico de "Contrapunto para Humano y Computadora" de El Cuarteto de Nos

 


Por Luisa Fernanda Perez Heredia

Cada invención humana trae consigo parte de lo que somos, ¿qué sucedería si entabláramos un diálogo con una de nuestras invenciones? Y si esta hiciera parte del mundo digital en el que ahora nos hallamos inmersos ¿qué nos diría la computadora si pudiese hablarnos?

Hemos de ser conscientes que la cualidad más distinguida no sería el amor entre nosotros, sino que predominaría el ego que ya sea por engaño o excusa nos hace creer superiores a todo cuanto nos rodea pero que, a su vez, se burla de cómo dejándonos llevar fácilmente por él, cumple su propósito de imposibilitarnos reconocer a los demás como iguales.

Pero ¿cómo es que llega a hacerlo? Preguntémosle a la computadora que si bien ha sido fruto de este medio, sabe que no siempre nos resulta favorable. Pues, la razón, cualidad exclusiva del humano de la cual sacamos provecho para jactarnos de una superioridad ilusoria que solo nosotros conocemos, es quien ha sido la causante de las mejores invenciones: el arte, la medicina, como también de las más deplorables: bombas, masacres y guerras.

La computadora reconocería que la razón es a quien debe su existencia, pero nos reprende por tan gran descuido que hemos tenido con nuestro sentir y a la vez cómo pasamos por alto el sentir del otro. Se nos ha olvidado parte de lo que somos e irónicamente es una máquina la que viene a recordárnoslo haciendo propicio preguntamos ahora ¿en dónde hemos dejado nuestra humanidad?

Tal vez, absolutizamos el pensar luego existo de Descartes como la primera y última causa de nuestra existencia, hicimos de nosotros unas máquinas que producían máquinas y ahora son ellas que nos hacen caer en la cuenta de un sentimiento del que ni ellas mismas son capaces. Con razón tanta barbarie, indiferencia para con el necesitado, olvido de los ancianos e incapacidad para definirnos a sí mismos.

Nos enfocamos en desligarnos emocionalmente de lo que nos sucede, hicimos de nuestra libertad una cotidianidad asfixiante, colmada de cosas por hacer donde presos de una rutina voluntaria no vemos más allá de las horas que pasa el reloj para hacer una y otra vez lo mismo. No nos damos cuenta que esta vida solo es posible al coexistir con el otro y es a este a quien le debemos la nuestra. Pero el ego que se torna individualista, nos hace ver a los demás como competencia, como un medio para conseguir nuestros propios fines y se nos olvida hablar de familia, de amigos, de humanidad.

¿Qué tal si por un día nos liberamos de nosotros mismos? ¿Qué pasaría si en vez de procesar tanta información sentimos un poco? Tal vez no nos sentaría mal recibir los consejos de una máquina que, si bien nos pone los nervios de punta al hacer visible tanta indiferencia, seguramente algún día deje de reprocharnos como inhumanos.

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