Esta canción tiene como principal intención expresar una
protesta personal contra lo que la gente cree es correcto y de alguna
manera prefigurado. El trasfondo filosófico de la canción reside en
la frase "No a la gente no, no gusta que, uno tenga su
propia fe" ya que pone de manifiesto la poderosa carga de los
prejuicios y el sentimiento de abnegación por las creencias y
posibilidades propias que afirman nuestros gustos y las razones de vivir.
Por otro lado, en el transcurso de la canción se puede dilucidar una
suerte de filosofía cínica al momento de que el cantautor
profiere las excepciones de la gente con la cual su fe (la fe del reprimido) no
está en desacuerdo o es prejuiciada, pues ellos carecen de alguna cualidad
física, de la que, en cada situación particular, les imposibilita opinar. Otra de
las características de esta canción, es que lo catártico va combinado con
una escena instrumental convencional donde el solista le da una apariencia
y un aire musical de protesta con instrumentos de cuerda. Finalmente, el
sentido de la letra es muy variado. Pues versa sobre temas como la
moralidad, la insurrección, la milicia, el poder, la desigualdad, del
conocimiento y la venganza que el oyente puede disfrutar o no según su concepción y filiación personal del contenido.
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