miércoles, 30 de septiembre de 2020

Análisis filosófico de La Cama vacía


 Por Edwin Betancourt

Me voy de espaldas a acostar, 

y en vuestros velos a ocultar, 

¡oh, tinieblas refrigerantes! 

Baudelaire 



Nunca antes en la historia el ser humano había alcanzado tal grado de longevidad. La esperanza de vida sigue aumentando y un sexto de la población tiene más de 60 años. Hoy por hoy la vejez es algo bastante común. Es un fenómeno que alcanza a las sociedades más diversas y sin embargo es algo que se deja atrás en la reflexión y el pensamiento diario. La vejez, en el sistema productivo que nos cobija, es un estado de inactividad y por ende de improductividad. Así como se ha apartado la problemática de la infancia, la vejez también ha quedado relegada a esa etapa final en la que realmente no importa cómo están los adultos mayores. Bien se puede ver que hay algunas políticas públicas para que el Adulto mayor no sea devorado por la soledad debido a que sus Otros (jóvenes, adultos, etc.) están ocupados bien sea trabajando o sobreviviendo. Aun con estos esfuerzos, se pueden rastrear en muchos lugares del globo que muchos ancianos se sienten realmente solos; en Europa hay algunos casos en los que los adultos mayores, adrede, dañaban sus electrodomésticos para poder solicitar por teléfono a la compañía de seguros, una voz que le limpiara el día; alguien con quien hablar así fuera por un tiempo mínimo. En algunos otros casos más trágicos, siguen laburando hasta que su cuerpo no da más. Si no desempeñan alguna labor, en algunos casos el sentimiento de inutilidad los desborda y pueden llegar a levantar la mano contra sí mismos. 
La Cama vacía, tema interpretado por el maestro Oscar Agudelo, aborda el paso por este inmenso hueco que, muy modestamente, es la vida, mostrando un personaje en un hospital que escribe una carta desde la vejez y la enfermedad. Postrado en lo que en principio es su único sostén, descarga toda su lucidez senil rectificando la fragilidad del cuerpo, la fragilidad de las relaciones y por tanto la fragilidad humana ante su punto final; el sentimiento hacia la muerte que está ya acechando.
En la primera estrofa vemos que todo comienza con una carta de un viejo amigo y en la siguiente su fraterno saludo además de un pensamiento sobre sí mismo en un tétrico hospital: Yo soy un pobre esqueleto que a mí mismo me da horror. Los años no pasan en vano y el cuerpo sufre las incandescentes caricias de la vida. Las tres siguientes son el desahogo sobre el abandono en que se encuentra y el reflejo de sus vínculos: la amistad; ninguno de sus amigos lo ha visitado. Es complejo llevar una relación cercana quizá lejos de casa; o puede ser que la precariedad; pero y la familia, ¿dónde pueden estar? La visión pesimista sobre las relaciones humanas se acentúa en la otra estrofa diciendo  Cuando uno está en condición tiene amigos a granel/ pero si el destino cruel hacia un abismo nos tira/ vemos que todo es mentira y ¡que no hay amigo fiel! Cuando uno se siente desgraciado el alba pierde su calidez cada segundo. En la quinta estrofa se recuerda el único vínculo que quizá pudo salvar su hastío. Recuerda el amor materno. Y la última estrofa cierra trágicamente conmigo intentando ser su amigo pero ¡Asombrado me quedé/ al ver la cama vacía! Llegué tarde y no pude ver el rostro de aquel amigo. Ahora hay que apelar a la tumba.
Creo así que en esta canción se ve un sentimiento devastador; las imágenes obscuras de lo que es su último suspiro se acentúan con esos acordes más lentos y melancólicos que en la versión de Olimpo Cárdenas. La tragedia y la muerte anónima quiebran el orgullo de nuestro corresponsal. En nuestro último tránsito por lo que en palabras de Comte es, la incorporación final, se nos revela un sucio espejo de un pensamiento que le ha dado la vuelta a la vejez.  Se nos revela una parte de un problema mucho más profundo.
En España surgió un caso en el cual multaron más duramente a una familia que abandonó a un perro que a otra que abandonó a una anciana. En una sociedad de consumo, la vejez pierde su valor  porque no consume igual que un joven o adulto. Su valor estalla. La reciente epidemia demostró que, queramos o no, es mejor terminar con una vida larga que una corta...   


Me quedo corto al intentar describir los sentimientos que esta canción suscita. De todas formas, ¿has pensado Ser la cama vacía?




La cama vacía*


Desde un tétrico hospital,
      Donde se hallaba internado
  Casi agónico y rodeado de un silencio sepulcral
  Con su ternura habitual, la que siempre demostró
Quizás con esfuerzo no, desde su lecho sombrío
Un enfermo amigo mío, esta carta me escribió:


Querido amigo, quisiera
     Que al recibir la presente
  Te halles bien y que la suerte te acompañe por doquiera
  Por mi parte y mal pudiera, decirte que estoy mejor
Si al contrario en mi dolor, postrado en mi lecho abyecto
Yo soy un pobre esqueleto, que a mí mismo me da horror.


La carta es para decirte,
     Que si podés algún día
  Vení hacerme compañía, vos que tanto me quisiste
  ¡Estoy tan solo y tan triste, que lloro sin contenerme
Ya nadie suele quererme, todos se muestran impíos
De tantos amigos míos, ninguno ha venido a verme!


Hoy, yo te doy la razón,
    Pues veo en mi soledad
  Que esta llamada amistad, es tan solo una ilusión
  Cuando uno está en condición, tiene amigos a granel
Pero si el destino cruel, hacia un abismo nos tira
Vemos que todo es mentira y ¡que no hay amigo fiel!




Bueno aquí ya me despido,
    Al poner punto final
   Recibí un abrazo leal, del que siempre te ha querido
   A tu mamá que no olvido, también mis recuerdos dale
Mucha devoción mostrále y de caricias colmarla
Vos que la tenés, cuidála, ¡si supieras cuánto vale!
Llegó el domingo y ansioso,
     por aquel amigo leal
   Penetré en el hospital, angustiado y pesaroso
     Me dirigí silencioso, al lugar donde sabía
Que su lecho encontraría, mas ¡ay! ni bien lo encontré
¡Asombrado me quedé 
  Al ver la cama vacía!



*La versión escrita es mía







 

Análisis filosófico de “Time – Pink Floyd”



Por: Kimberly Buitrago.

Esta maravillosa obra musical fue publicada en 1973 y hace parte del álbum  The Dark Side of the Moon, reconocida por su inicio con alarmas de relojes, podemos ojear en ella como la banda quiso hablar del paso del tiempo y la brevedad de nuestras vidas, resultando de la  idea y reflexión del razonamiento de Roger Waters, pues el sentía que no estaba listo para nada en su vida.

Podemos ver en este  fragmento cómo Pink Floyd hace referencia a como sin darnos cuenta la vida va pasando y en muchos casos perdemos las oportunidades por ir detrás de cosas sin sentido y es así como evidencia el vacío y el desespero:


“The sun is the same in a realative way, but you're older

Shorter of breath and one day closer to death

Every year is getting shorter,

never seem to find the time

Plans that either come to naught

or half a page of scribbled lines

Hanging on in quiet desperation

is the English way

The time has gone, the song is over,

thought I'd something more to say”


Cito también un fragmento de Séneca donde podríamos expresar la importancia de tomar conciencia y aprovechar el tiempo: «El mayor estorbo del vivir es la expectativa que depende del mañana y pierde lo de hoy. Dispones de lo que está puesto en manos de la suerte, abandonas lo que está en las tuyas».1

Considero que en esta canción encontramos un poco del pensamiento de Lucio Anneo Séneca y del estoicismo, pues Waters dice que a sus 28 años se percató de que estaba aguardando a que su vida empezara, y fue así como decidió tomar el dominio de su vida, tal como lo manifestaba Séneca quien entendía que no es que la vida sea corta sino que más bien somos nosotros los que perdemos el tiempo y lo desperdiciamos sin realizar nada bueno. Muchas veces, permitimos ocupar nuestro tiempo en cosas que no tienen importancia y que no nos dejan ningún fruto y así van pasando los años y entendemos que no hemos sido capaces de realizar nuestras ilusiones y se hace necesario tomar  las riendas de nuestro destino.

1- Tomado del Libro Sobre la brevedad de la vida de Séneca